EUROPA
PRESS
21 noviembre
2018
Qué
ejercicios son más adecuados para las personas mayores
Mantenerse activo y hacer ejercicio
regularmente puede ayudar a prolongar la vida y evitar o retrasar algunas
enfermedades o discapacidades. El ejercicio es seguro para la mayor parte de
las personas mayores de 65 años. Incluso pacientes con diferentes enfermedades
crónicas pueden hacer ejercicio con total seguridad y tranquilidad.
Así lo asegura la Fundación Española del Corazón (FEC),
quien recalca que son muchas las ventajas y beneficios que puede aportar a los
mayores el practicar algún tipo de ejercicio físico con moderación. Eso sí,
destaca que siempre será el médico el que recomiende sobre la seguridad de
ciertas actividades y sobre cómo mejorar la condición física de la persona
anciana.
Según indica, la actividad física regular se ha mostrado
efectiva en varias patologías: enfermedades del corazón (cardiopatía
isquémica), hipertensión, obesidad, diabetes, osteoporosis (descalcificación de
los huesos) y alteraciones del bienestar psicológico. Además, sostiene que el
ejercicio mejora también el equilibrio, de forma que se previenen caídas que
pueden provocar fracturas en personas con osteoporosis.
"La actividad regular resulta útil en los casos de
incapacidad que provocan otras enfermedades y también es beneficiosa para
evitar la obesidad. Se ha demostrado, igualmente, que el ejercicio moderado en
edades avanzadas mejora el sistema inmunitario y puede retrasar los trastornos
de memoria", advierte la FEC.
En este sentido, en una entrevista con Infosalus,
el geriatra d el Hospital San Francisco de Asís de Madrid, y miembro de la
Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), José Luis Pérez
Gutiérrez, recuerda que es especialmente conveniente durante la tercera edad
dada la pérdida en su condición física y mental.
"Generalmente
las personas más mayores pierden masa muscular, así como agilidad y equilibrio.
Por eso, para tener una buena salud física es imprescindible el ejercicio
porque se activa la circulación sanguínea, se mejoran las alteraciones
metabólicas, incluso mejora el estado de ánimo, por ejemplo", destaca.
El también experto de la Sociedad Española de Medicina
Geriátrica (SEMEG) indica que preferentemente las personas más mayores deben
practicar ejercicio acompañados de otras que les supervisen y les estimulen,
aparte de que una compañía siempre puede suponer un estímulo mental para el
anciano, así como una vía para comunicarse y socializarse con otros, frente a
la tendencia a la soledad y al aislamiento, muy propios de la edad.
Entre otros problemas el experto dice que las personas
mayores presentan un mayor riesgo de caerse que otros adultos, aparte de que
hay que tener en cuenta ha la hora de que hagan ejercicio que han perdido
facultades auditivas o de visión por ejemplo, por el propio paso del tiempo, o
con motivo de una enfermedad.
A su vez, sostiene que hay que atender a la pluripatología que pueda presentar una persona mayor a la
hora de prescribirle una serie de ejercicios, ya que puede tomar una serie de
medicamentos que, por ejemplo, le afecten al equilibrio.
Ejercicio
individualizado y valorado por especialista
Por todo ello, considera que el ejercicio debe ser
individualizado y valorado por un especialista, puesto que el anciano presentará
unas determinadas características físicas o mentales, así como una serie de
patologías que pueden limitarle a la hora de realizar ciertas actividades.
"Por ejemplo, si ha tenido una cardiopatía especifica hay que ver qué
ejercicios le convienen más, o por ejemplo los diabéticos tienen que tener
cuidado si toman medicación porque al hacer ejercicio pueden disminuir los
índices de glucosa", señala el doctor Pérez Gutiérrez.
Por otro lado, ve conveniente que este ejercicio se haga de
forma progresiva, por ejemplo que primeramente se empiecen con 5 minutos
andando, y poco a poco cada día se ande un poco más. Ve conveniente a su vez un
calentamiento previo antes de realizar el ejercicio, así como no finalizarlo
bruscamente.
Sobre los ejercicios más apropiados apunta a aquellos de
bajo impacto, los aeróbicos fundamentalmente, como andar, bailar, subir
escaleras, nadar o pedalear, por ejemplo. Los ejercicios de fuerza podrían
estar indicados, pero siempre que estén dirigidos por una persona y se hagan preferentemente
en grupo. Por ejemplo se pueden levantar bolsas llenas, o pesas, aunque no a un
nivel de gimnasio, precisa.
El geriatra del Hospital San Francisco de Asís de Madrid ve
también muy importante la realización de ejercicios de equilibrio, marcha, y
actitud postural. "Es necesario que se hagan a diario, aunque se tenga
pereza. Quizá ese día se pueden realizar aunque en menos intensidad que otros,
pero no hay que dejar de hacerlo. Se debe convertir en un hábito, no en una
obligación, y siempre evitar las horas centrales del día con más sol o
calor", remacha, al tiempo que recuerda que los ejercicios que no están
indicados son aquellos de contacto, tipo el fútbol o el boxeo, por los riesgos
que conllevan.
También ejercicio
mental
Eso sí, el experto advierte de que la actividad no sólo debe
ser física, sino también mental para no perder capacidad cognitiva. "La
estimulación cognitiva es imprescindible que acompañe al ejercicio físico ya
que los ancianos tienden a cierta pasividad, dejan de tener amigos por
fallecimiento, no leen como leían antes, no recuerdan el día porque como no van
a trabajar no necesitan saberlo; una suma de factores que hacen que se vayan
aislando y vayan olvidándose de las cosas, aunque sean capaces", advierte
el especialista.
Aquí ve conveniente que lean el periódico y después lo
comenten con sus hijos o personas que les cuiden, hacer ejercicios mentales
como por ejemplo de cuentas (sumas y restas), o de recordar palabras o
refranes. "Luego hay ejercicios específicos para evitar el deterioro
cognitivo, muchas tablas en las que se indican figuras geométricas, letras o
número a rellenar con huecos, por ejemplo", agrega el doctor Pérez
Gutiérrez.